La RSE (responsabilidad social empresarial) es
una de las prácticas empresariales no tan antigua, pero que ha comenzado a
ganar gran protagonismo en las empresas en los últimos años. Esta práctica
engloba en su esencia las diferentes actividades de carácter social que
realizan las empresas con vistas a mejorar la calidad de vida, y ayudar en
aspectos críticos donde hace falta trabajo o inversión (desde la construcción o
equipamiento de escuelas, la ayuda a comedores o las donaciones a hospitales o
centros comunitarios) y muchos más aspectos
que encabezan una larga lista, los cuales han sido abrazados con
dedicación y consistencia por
distintas empresas.
En el Perú, existen más de 50 empresas que
vienen desarrollando exitosamente programas de Responsabilidad Social y
Sostenibilidad donde los empresarios se comprometen a participar activamente en el desarrollo
sostenible, capaz de satisfacer las necesidades
actuales sin comprometer los recursos y posibilidades de las futuras
generaciones, del país y del mundo. Asumiendo el rol
de agente de cambio para mejorar el entorno en el que se desenvuelve y así
lograr un país próspero, democrático, pacífico y justo a largo plazo.
La Responsabilidad Social
Empresarial, se constituye cada día en una variable clave de la competitividad
organizacional, en un mundo en el que, el alto grado de desarrollo tecnológico,
ha permitido que la mayoría de los sectores económicos, con sus diferentes
productos y servicios, prime ahora espacios muy amplios de confianza entre los
consumidores, que no solo tienen por preocupación, aspectos de seguridad y
confiabilidad en el funcionamiento de los productos que consumen, los cuales
son dados por supuestos; sino que buscan también ávidamente aquellos
suministros que proceden de organizaciones que muestran un alto grado de
compromiso con el desarrollo sostenible y el manejo ético y moral de sus
negocios, como elemento fundamental que permite establecer bases de acuerdo en
los contactos comerciales, generando un clima de confianza parar quienes
dirigen los negocios y se comprometen con ello.
Pero todo este sistema trae también
consigo muchos planteamientos de carácter comunicacional o mediático que deben
tener este tipo de acciones. ¿Cuál es el verdadero espíritu de responsabilidad social
de las empresas?, ¿Son acciones para construir “marca” y comunicarla? ¿O son
para mantenerse en el mercado, bajo la filosofía “no hacemos RSE para hacer
marketing”?, ¿Hasta dónde llegan estas nuevas tendencias de comportamiento de
la demanda que los productores de bienes y servicios exitosos deben contemplar?.
Surge entonces un conflicto más
profundo, de difícil diagnóstico o de más controvertida solución. Todos sabemos
que muchas empresas tienen espíritu de lucro, y que sus dueños (unipersonales,
socios, accionistas de empresas públicas, etc.) sin excepción buscan
rentabilidad y ganar dinero con la actividad desplegada. También es cierto que
esta búsqueda contribuye favorablemente a la sociedad y que ambos se ven
beneficiados.
Ahora bien, ¿qué pasa cuando la
actividad desplegada se enfrenta con un dilema de responsabilidad social y que
atente contra la posibilidad de obtención de rentabilidad? ¿Qué factor
predomina? ¿El social o la rentabilidad?
En estas preguntas está la clave de la verdadera
responsabilidad social de las empresas. Las empresas realmente se ponen en conflicto
cuando el interés social, que juega un rol de peso se contrapone con el lucro
puro. Generando situaciones donde la
regulación o el estado no son los factores de decisión, sino que el camino a
seguir surge o debe surgir desde la misma empresa.
Es por ello que las empresas deben
tomar en cuenta que la RSE implica el cumplimiento simultáneo de las
responsabilidades económica, legal, ética y filantrópica. En consecuencia la
RSE debe llevar a la empresa a obtener ganancias, obedecer la ley, ser ética y
comportarse como un buen ciudadano corporativo.
Los países en desarrollo deben penetrar
a fondo en estas materias y dispersarlas hacia el mundo de las empresas y sus
empresarios, si queremos actuar con una concepción diferente de la producción y
la productividad que, en sus formas más tradicionales, no han producido sino
rezago, subdesarrollo y frustración organizacional.
En consecuencia, la adhesión a este
enfoque empresarial se convierte en una ventaja competitiva, que no sólo
beneficia a la empresa, sino que también a la sociedad en su conjunto.
Por lo que concluyo que la Responsabilidad
Social Empresarial se ha presentado como nuevo paradigma de gestión que representa
una fuente de ventaja competitiva para las empresas. Gestionándolas como imagen
corporativa, preocupada de las personas y su entorno, que mediante el
cumplimiento de normativas y mejora en los procesos, las conllevan así a la
entrega de óptimos productos y servicios, obteniendo reconocimiento, apertura y
posibilidad de ingresar a nuevos mercados más exigentes, más avanzados en aspectos
sociales considerados en la preferencia de productos y la colocación de sus
inversiones para obtener una ventaja basada en la diferenciación de la gestión
empresarial y los beneficios reportados en el largo plazo.
Por lo tanto la empresa responsable,
se convierte en una entidad más eficiente, maneja mejor sus procesos, recursos
naturales y de personal, gracias a las políticas y programas aumenta su
rendimiento, reduce sus costos, es atractiva al mercado y potencia la
preferencia y fidelización de este a sus productos y servicios. Considerada así
no un costo, sino una inversión de retorno a mediano y largo plazo que eleva la
competitividad, reduce riesgos y mejora la reputación dela empresa.
Nathaly Postigo Ampuero
Estudiante de Derecho
XI Semestre
Universidad Católica San Pablo
Sencillamente en el Perú no existe esa RSE, por el contrario existe irresponsabilidad social, ambiental, cultural y eduacional por parte de las empresas. Sobre todo de las más grandes, salvo excepciones rarísimas, que solo ven al país como una fuente suculenta de recursos.
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